Queridas familias, querida comunidad:
¡Estamos viviendo algo tan distinto a lo esperado y planificado! Todos tratamos de adaptarnos y de responder de la mejor manera, para el bien de nuestros seres queridos y de toda la humanidad.
A veces nos podemos quedar tomados por la preocupación ante la enfermedad, porque parece que lo que hacemos es muy poco. Pero, todo tiene su valor. Como ya seguramente nos hemos dado cuenta, en estos días tenemos oportunidad de valorar mucho más lo realmente importante, las personas, lo que necesitamos para vivir, el amor que ponemos en cada cosa, en cada detalle, el cuidado de los unos por los otros, el hacer crecer nuestros vínculos de manera creativa…
Y en esto que nos pasa, en nuestra historia, nos está hablando el Señor, nos está acompañando e iluminando cada día con su Palabra. Hoy podemos ejercitarnos en la búsqueda de Dios presente en los hermanos, los que vivimos bajo el mismo techo y allí dejar que aflore y crezca la fe. Preguntarle cada día ¿Qué querés decirnos hoy, con esto que vivimos?
Se acercan los días de la Semana Santa, donde como Iglesia vamos a renovar el sentido profundo de nuestro ser cristianos, contemplando en oración los hechos en los que Jesús nos manifestó radicalmente su amor, su misericordia y su poder salvador.
Desde nuestros hogares podemos unirnos cada día a tantas comunidades que están celebrando la Eucaristía y sentir verdaderamente que “Este es el misterio de nuestra fe”.
Que podamos entonces acercarnos un poco más a Dios. Que en nuestros hogares podamos invocar su Nombre en medio de las incertidumbres, de las dificultades, y de los miedos. Que él nos llene de la alegría de la Esperanza.
Pongamos en sus manos de Padre a nuestros seres queridos que ahora no podemos visitar. Ofrezcámosle al Señor nuestro esfuerzo por cuidarnos entre todos, porque esto es compartir con él sus sentimientos y su corazón de Buen Pastor, de Amigo, de Padre, de Hermano, de Servidor, de Hijo, de Redentor.
Madre Eva y Hna. Paula, Mercedarias del Niño Jesús.
Compartimos con ustedes algunas reflexiones que nos pueden ayudar a vivir en casa la Pascua del Señor, y que nos hace llegar el padre Claudio Casorati, nuestro capellán.