Hola queridas familias de la comunidad mercedaria! ¡Esperamos que se
encuentren muy bien! No nos hemos podido contactar con uds. por algunas
dificultades técnicas hace un tiempo, pero hemos vuelto desde el Servicio
de Orientación Escolar para acompañarlos durante este proceso de
cuarentena. En la última publicación habíamos iniciado con el tema de la
familia y el vínculo entre los hermanos durante la infancia. En esta segunda
parte que retomamos, pondremos especial atención al vínculo entre los
hermanos durante la adolescencia. Esperamos que lo disfruten.
En todas las familias se perciben cambios cuando los hijos llegan a la
adolescencia, tanto en la dinámica familiar, como en los vínculos de los
hijos con los pares, con la parte social, ya que pasan a ser personas muy
importantes en la vida de ellos. Los adolescentes claramente necesitan
diferenciarse de sus padres, para construir la propia identidad. Lo podemos
ver en la “rebeldía” con la que éstos se manejan en la cotidianidad.
Generalmente tener uno o más adolescentes en crecimiento pone en crisis
el sistema familiar, en el sentido de los cambios que se van produciendo,
tanto para los padres como para los hijos, ya que los hijos al ir creciendo
van modificando la relación con los padres, es una etapa de transición en la
que para ellos es difícil comportarse como lo venían haciendo, es decir,
están en el medio entre la niñez y la adultez, de allí su comportamiento. Por
otro lado, para los padres tampoco es sencillo, ya que “sus pequeños” dejan
de serlo y también modifican el trato hacia ellos, produciéndose una
dinámica diferente en la relación, que conlleva a que los padres adviertan
que al crecer los hijos, ellos también lo hacen, en este sentido, envejecen.
Cabe preguntarse aquí ¿qué rol tienen los hermanos en esta etapa? Los
hermanos son muy importantes en la vida de las personas, ya en la
infancia, se encuentran dentro de los primeros vínculos, las primeras
personas con las que se relacionan, son el primer espacio donde los niños
aprenden las habilidades sociales como compartir, resuelven conflictos, la
tolerancia hacia el otro, entre otros muchos aprendizajes que se producen.
En la adolescencia, los hermanos también son importantes, ya que pueden
recurrir unos a otros ante los problemas, se vuelven confidentes,
consejeros, existe la complicidad entre ellos, pueden ser grandes aliados y
compañeros.
Generalmente si durante la infancia han tenido un buen vínculo, es más
beneficioso en la adolescencia, ya que el mismo tiende a tener continuidad.
También es importante la edad de los hermanos, ya que si existe mucha
diferencia, probablemente el hermano mayor vea al menor con molestia,
mientras el menor admira al mayor. Si las edades son más cercanas, en la
adolescencia la relación fraterna tiende a ser más equitativa.
Aquí les dejamos algunas recomendaciones para fomentar el vínculo
fraterno:
● Nutrir la confianza desde que los hermanos llegan a la vida: para ello
es fundamental que cada hijo sienta que tiene su espacio de escucha
y atención por parte de los padres, y que gana mucho más con la
llegada del hermano de lo que pierde.
● Evitar las comparaciones, ya que eso le proveerá seguridad
emocional. Al hacer comparaciones lo que se fomenta es el
enfrentamiento y la rivalidad, esto lo único que traerá probablemente
sea la distancia afectiva.
● Aceptar las emociones de los hijos con sus hermanos: escuchar lo
que sienten y no intentar esconderlo o minimizarlo, de esta manera
ayudará a que puedan elaborar esas emociones. Algunas veces los
niños y/o los adolescentes sienten culpa por tener celos o rabia de
sus hermanos e intentan anular esta carga emocional y luego la
expresan con conductas que llevan a relaciones conflictivas.
● Fomentar los espacios de comunicación sana y orientados a encontrar
soluciones: es muy importante este aspecto, ya que, implica construir
espacios para poder aceptar las emociones de los hijos, ponerles
palabras y hablar de lo que sucede, es decir, contener a los hijos
cuando lo necesitan y encontrar soluciones. Si en casa se hace como
si nada pasara, es peor, ya que los problemas no se solucionan con el
tiempo, el tiempo no borra las heridas de la infancia, por lo que es
necesario expresarlas, compartirlas y elaborarlas.
● Enseñar a los hijos a mirar el punto de vista del otro: es muy
importante incentivar a los hijos a que lleguen a acuerdos y
soluciones en los problemas que tengan, que los puedan expresar y
que logren negociar. Entender y aceptar que el otro, su hermano, es
diferente y que pueden llegar a un punto en común sin necesidad de
que el adulto sea quien pone el punto final a las diferencias.
● Motivar la cooperación y colaboración: se puede asignar tareas y
responsabilidades entre hermanos en conjunto, de esta manera los
motivará a pensar y buscar la forma de organizarse en función de
una meta colectiva, compartiendo una finalidad en común.
● Motivar el juego conjunto y el deporte: es una buena manera de que
los hijos aprendan y practiquen modos de relacionarse. Así también
incorporar a la familia completa, para tener espacios donde disfrutar
y poder sumar experiencias positivas que logren contrarrestar los
momentos de mayor tensión y adversidad.
Es importante tener en cuenta que cada acción que realicen los padres para
fomentar la unión y relación entre hermanos les enseñará a forjar otras
relaciones con personas significativas en su vida, los amigos. Recordemos
que la familia es la primera escuela.
Lic. Belén Morales y Lic. Sonia Pisinatti.